Francisco Umbral, el frío de una vida (II)
Ser escritor es un destino incierto, nunca seguro. A toro pasado, el escritor que triunfa en las letras puede hablar de irrefrenable vocación, pero mientras se escribe, la duda está siempre al acecho del esclavo de la pluma, sin saber siquiera si habrá un público receptivo a sus palabras o si acaso tendrá algún sentido ese empeño suyo de verterse sobre el papel, supeditando la vida a su escritura. Umbral habló mucho de su irrevocable destino literario, de su vocación inexora