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  • Foto del escritorJavier Ortega Allué

Segura vida


07.15 de julio de 2003 sicilia (18).JPG

Segura vida.

Habría que empezar a pensar en la seguridad como un peligro para el pensamiento y para la vida. Por un lado, porque genera la vana ilusión de su misma realidad, como si alguna vez fuera real o simplemente posible estar a salvo; por otro lado, porque para sostener esta ilusión nos inventamos cientos de ocupaciones ociosas que nos encarcelan y, a la vez, nos garantizan que esa seguridad que es nuestro carcelero sirve en definitiva para algo; es decir, que, de alguna forma, es productiva.

Cuando la seguridad no era necesaria ni pensada o deseada, en aquellos años de juventud y de incertidumbre, la maravilla de la vida y sus promesas ejercía sobre mí todo su poder, y el mundo era una realidad abierta y expectante, sobre la cual yo podía hincar mis manos creativas con imprudente desmesura.

Ahora la seguridad es la búsqueda de un sosiego atenazador, que asegura la barca en la rada del puerto, mientras sus maderas se pudren por efecto del salitre, de la inmovilidad y del sol. El barco necesita la mar embravecida: navegar o hundirse, tal es su destino. Los muelles no son más que escalas del viaje, nunca metas ni llegadas.

La seguridad hace que la vida ya no dependa sólo de nosotros mismos, sino de aquellas cosas que la aseguran; por eso ata y envenena. Algo que algunos confunden con la felicidad.

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