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Detalles


Para la reflexión no hay tema menor. Del cualquier detalle puede haber aprendizaje. Conviene, pues, estar atento y seguir el cauce de cualquier sugerencia, para ver si nos lleva a algún lugar y si el en lugar al que nos trae el pensamiento se produce alguna revelación. Todo atañe al humano, pues de cualquier asunto extraemos algún aprendizaje.

El diablo, se dice, habita en el detalle. Pudiera ser; pero son los detalles los que nos hacen plenamente humanos, los que nos humanizan. Para pensar hay que detener la urgencia, poner algo en suspenso, mirarlo con la suficiente detención. Admirar llamamos a esta acción. Sólo entonces nos revela el objeto aquellos íntimos detalles que lo vuelven único y valioso, diferente. Vivir es también atender al detalle, no dejar que se escape la ocasión, pues de cierto no habrá otra. Navegamos raudos por la superficie sin atender siquiera a ella. No es cuestión ahora de profundizar, sino de fijar la mirada sobre esa superficie que nos sirve de sostén en nuestro viaje.

No se trata, pues, de ser profundos, sino de estar atentos.


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